No todas las plantas han de tener la misma temperatura. Unas necesitan una temperatura constante de unos 20 C y otras necesitan descansar. Y para ello necesitamos temperaturas inferiores a 10 C. Las plantas que necesitan ese descanso pueden ser los cactus y las plantas grasas. O simplemente aquellas que envían la sabia a sus raíces perdiendo sus hojas pues no necesitan hacer la fotosíntesis.
Las plantas más grandes necesitan temperaturas más frescas. Así que debemos alejarlas de focos de calor y si es necesario ponerlas en lugares que no sean afectados por calefacciones (garaje).
Cada vez que adquiramos una planta lo primero que hay que hacer es esperar a que esta se aclimate a la situación de temperatura.
Ha de tenerse en cuenta que si tenemos mucha temperatura la planta evapora rápidamente el agua de riego y se puede secar. Además el calor se sitúa por estratos atmosféricos, de modo que, cuanto más subimos en la pared mayor será la temperatura.
Sin embargo lo que más puede afectar a una planta es el cambio brusco de temperaturas, debido a corrientes por abrir una ventana y estar en ese flujo.
Si no somos precavidos, evitaremos estas corrientes cuando abramos las ventanas si tenemos cortinas que amortigüen este flujo. O abramos las ventanas de manera que el flujo vaya en otra dirección. Y recordar que con 15 minutos una habitación está ventilada. Y para que el cambio no decaiga bruscamente se puede hacer en la máxima temperatura del día.
No obstante, hemos de partir de la base que las plantas que nos llaman la atención y tanto nos gustan tienen su origen en el trópico, donde la temperatura es constante. Así que lo mejor es consultar con el personal del vivero si puede o no tener esa planta. Porque si se quieren a las plantas no deberíamos hacerlas sufrir, no creen.
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