Ikebana, su enseñanza

Durante varios siglos, este arte fue transmitido en la práctica de maestro a discípulo, de manera oral, con pocas palabras, o a través de gestos mudos. Las enseñanzas eran guardadas en el más absoluto secreto, no sólo con respecto a los contenidos puramente espirituales, sino también respecto a las técnicas especiales, como por ejemplo los diversos medios para prolongar la vida de las plantas. En Oriente siempre se valoró la comunicación en silencio, la transmisión de corazón a corazón, con la intención oculta de no permitir que el discípulo aprendiese una lección de «memoria», sino que descubriese el espíritu del arreglo floral por su propia experiencia.

Tal vez ésta sea la razón por la que existen tan pocos textos sobre el Arte Floral y, además, normalmente se limitan a ilustraciones o sugerencias prácticas. En el siglo XVI se publicó el primer libro, que era prácticamente un código, en el que se enumeraban las cualidades fundamentales para aprender el verdadero Ikebana: paciencia, concentración, carácter, serenidad y espíritu dirigido simultáneamente hacia Dios y hacia la Humanidad.

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