A través de las hormonas de enraizamiento, que suelen presentarse en forma de líquido o en polvo, se pueden estimular la producción a través de los esquejes. Esto facilita que la planta arraigue cuando se planta. Estas hormonas, si bien son generadas artificialmente, pues se trata de material sintético, tienen las mismas propiedades que determinadas hormonas de crecimiento que producen, evidentemente, las propias plantas. Conviene seguir las instrucciones de uso que aparecen en la etiqueta del envase del producto antes de que hagamos uso de él y lo vayamos a administrar y también es necesario recordar que la aplicación de estas hormonas ha de ser justo la precisa, pues un exceso de estas hormonas puede resultar perjudicial para la planta. Por eso es conveniente la lectura de la etiqueta y si tenemos alguna duda acudir a un profesional.
Es más, existen otros métodos que pueden darnos unos resultados parecidos al uso de estas hormonas y que se corre menos riesgo para la futura planta.