Esta enfermedad se caracteriza por la aparición sobre hojas y tallos jóvenes de unas lesiones oscuras, hundidas, bien delimitadas por una o más aureolas concéntricas, secándose finalmente las zonas atacadas como una quemadura.
Aunque los síntomas pueden afectar a todas las partes de la planta excepto a la flor. Normalmente aparece en el envés de la hoja localizada a lo largo de los nervios. Estas aumentan su tamaño tornando a un color negro. Cuando la enfermedad es severa las lesiones también se ven en el haz de las hojas, retorciéndose las hojas y a nivel general, la planta pierde vigor.
Deberemos eliminar las hojas infectadas y prevenir nuevas manchas con fungicidas si ya se ha observado en años anteriores. Antes de poner los fungicidas hay que considerar el aislamiento de la planta, aumentar su exposición solar y ventilación. Disminuir el riego.
Una vez suministrado el fungicida no se debería regar alrededor de una o dos semanas para que su efecto sea eficaz.
Respecto al fungicida vale uno total o cobre.