Las enfermedades de las plantas tienen como causa frecuente la insuficiencia de la nutrición; es decir, que no se ha transplantado a tiempo o su alimentación tuvo una deficiencia o, simplemente, no fue la correcta. También es posible que la acidez de nuestro suelo haya aumentado debido a que el agua con la que regamos es demasiado dura.
Otra causa puede ser que se tenga la planta en una situación desfavorable, bien por estar demasiado fría o demasiado caliente en invierno. Si la planta está seriamente afectada, una poda severa y rigurosa puede ser una solución, además de lavarla en agua templada y transplantarla a un suelo nuevo y fresco.
Las personas crédulas espolvorean las plantas de interior con productos químicos con la esperanza de que esa plaga desaparezca, y puede llegar a ser así pero durante un tiempo limitado y quizá la vuelta de la enfermedad sea más fuerte aún y con un remedio más dramático.