Cuando se generalizó el interés por la decoración de interiores, empezó a tener una relativa importancia las plantas de interior para el hogar y sus feos tiestos. No existe un momento preciso en que se empezó a preocupar por la forma y el diseño de las macetas, acompañando de una forma más adecuada a la belleza de la planta. Un comienzo de puede entender cuando aparecieron en el mercado los cilindros de plástico para las plantas. El principio fundamental es que, a fines decorativos, planta y maceta formaban un todo a lo que habría que añadir: asegurarse de que florecerá en la posición elegida. Hay que tener, por consiguiente, una visión en cuatro dimensiones. Las tres que forman la espacial y la cuarta se refiere al tiempo. Hemos de ser concientes que es un ser vivo, con un ciclo. Y ha de tenerse en cuenta las necesidades que toda planta requiere.
Los tiestos de antes no van con la decoración moderna; buscando algo diferente es como se desarrollaron los cilindros de plástico. En un principio no se hicieron de este material, sino a base de drenajes pulverizados con vistosos colores.
Existe una amplia gama de cilindros, en colores, tamaños, formas, alturas…su ventaja es que se puede elegir el más adecuado para la profundidad y amplitud del sistema radicular de la planta.