Ya sea fresco o en confitura, el dátil contiene una nuez alargada y puntiaguda que es posible hacer germinar. El resultado de esta germinación es una pequeña palmera que adora el sol y el calor. Lamentablemente, dentro de sus virtudes no está la de crecer rápido sino todo lo contrario.
El procedimiento a seguir en el caso de obtener esta planta consiste en ablandar las nueces por un tiempo de 24 horas aproximadamente en agua tibia. Esto se realiza con la finalidad de quitar la envoltura que la rodea. Una vez eliminada esta envoltura se procede a plantarla en una mezcla de mantillo y arena (el doble de arena que de mantillo). Acto seguido se recubren con un centímetro, más o menos, de arena tamizada. Por último se riega abundantemente pero sin que se empaque.
Cuando decimos que no se empape implica que ese brillo que tiene la tierra cuando se riega no perdure mucho rato.
A partir de aquí nos cuidaremos que esta plantación esté situada en un lugar muy claro y a una temperatura de entre 18 y 20 grados. Regar una vez por semana para mantener la tierra húmeda. Y, ante todo, procúrese que las nueces no vean la luz.