Los suelos, básicamente calificados en arcillosos o arenosos de acuerdo con la cantidad de arcilla o arena que contengan, pueden nutrirse de material orgánico para optimizar su calidad.
Las tierras arcillosas suelen ser ricas en materia orgánica. Pero pueden resultar difíciles a la hora de cultivar, ya que tienen un mal drenaje y no permiten una buena aireación del terreno. Retienen la humedad volviéndose compactas e impermeables y se endurecen una vez secas.
Para mejorar los terrenos arcillosos se ha de agregar la materia orgánica adecuada, para que el aire y el agua pasen a través de ella. Lo más normal es que nos aconseje un especialista.
A diferencia de los suelos arcillosos, los arenosos tienen un buen drenaje y suficiente aireación para las raíces. Ello facilita el cultivo de las plantas. Sin embargo, su buen drenaje las seca rápidamente, con lo que se diluyen los nutrientes. Para remediarlo se ha de agregar composta para jardín con materia orgánica o turba.
Los suelos mixtos son los ideales para llevar a cabo, sin dificultad, la mayoría de los cultivos de jardín y los más recomendables. Entre ellos, el tipo de suelo marga es el más apreciado ya que se compone de una mezcla de arena, cieno, arcilla, materia orgánica y nutrientes.