Las propiedades de la lavanda son desde sedante, antimicrobianas, digestivas y dietéticas y protege el hígado. En altas dosis puede producir somnolencia, por ello no debes tenerla como ambientador en el coche por ejemplo, ya que te podrías dormir.
Tomada después de las comidas, la infusión de lavanda y de boldo tonifica el hígado y acelera la digestión de las grasas.
Las capsulas e infusiones que mezclan la acción de lavanda, la pasiflora y la valeriana facilitan el reposo nocturno, siendo un remedio muy útil para el caso de estrés.
La infusión de lavanda combinada con manzanilla alivia los espasmos intestinales y reduce la hinchazón abdominal, mejorando los síntomas de trastorno digestivo.
Con la llegada del buen tiempo, los insectos invaden nuestro hogar. Para mantenerlos alejados pulveriza un insecticida casero de lavanda. Se prepara añadiendo dos puñados de la flor de esta planta en un recipiente con la misma cantidad de agua destilada que de alcohol de 90º. Deja que repose unos días y enfrasca en un pulverizador
