Debido a las diversas enfermedades y males de la época moderna, el ponernos a dieta ya no un tema visto sólo para la vanidad de las mujeres que desean un cuerpo escultural, está comprobado que comer de manera saludable además de darnos beneficios externos como bajar de talla o tornearnos, también mejora considerablemente el estado de salud tanto física como mentalmente.
Lo mismo que vivimos en un mundo lleno de comida sintética y establecimientos de fast food, también podemos encontrar cada vez más opciones que sustituyen algunas comidas que más enfermedades causan y nos ofrecen opciones más naturales.
Ya sea por simple cultura, por padecimientos como la diabetes, hipoglicemia, colesterol alto, problemas cardiacos y una interminable lista, el adaptarnos a una nueva forma de alimentarnos traerá múltiples beneficios, entre ellos el control de nuestra enfermedad o prevención de la misma, una mejor calidad de vida y como extra una mejor imagen.
Pero cómo convertir nuestra alimentación en algo más sano, por dónde empezar, son las preguntas que la mayoría nos planteamos al decidir dar un cambio a nuestra vida, si bien el cambio debe ser radical, se puede ir paso a paso hasta convertirlo en una forma de vida y no sólo en una dieta de moda.
Deja atrás los carbohidratos simples, escuchamos mucho esto pero a qué se refiere, bueno tan simple como dejar de lado el pan, las tortillas, las pastas y cereales, puedes cambiarlos por integrales para no sacarlos de tu dieta, pero aún así reduce su consumo, en lugar de ello, consigue energía de carbohidratos complejos, es decir frutas y verduras.
No está de más decir que las golosinas sólo deben ser un gusto esporádico, no base de nuestra dieta, si consumes dulces por aquello del antojo, mejor busca otra manera de saciarte, por ejemplo prueba comer un poco de pasas, arándanos o cualquier fruta dulce en lugar de caramelos, sustituye el chocolate blanco por chocolate amargo, cacahuates salados por cacahuates naturales, etc.
Los lácteos además de ser deliciosos tienen un gran contenido de grasa además de ser muy dañinos para muchas personas, mejor acércate a la leche de soya, de almendras o alpiste, opciones nutritivas y amigables con tu organismo.
En cuanto a las carnes, lo mejor es consumir carne magra o bien conseguir las proteinas de otras fuentes como frijoles o semillas, pescado en primer lugar, seguido de pollo y por último res y puerco, evita los embutidos y si los consumes que sean lo más magros por ejemplo en lugar de jamón de puerco opta por el jamón de pechuga de pavo. Puedes rebajar el consumo de carne combinándolo con soya, así seguirás sintiéndote satisfecho pero con menos cantidad de carne.
Bebe agua natural o jugos naturales en lugar de enlatados o refrescos, si preparas algún alimento frito o con grasa, cambia el aceite convencional por aceite de oliva y de preferencia en spray.
Con estos pequeños cambios verás cómo te sientes mejor, si tus necesidades son específicas entonces consúltalo con tu médico antes de hacer algún cambio en tu dieta.