Por un sistema de funcionamiento, se distinguen los estores enrollables, los plegables con varillas y los de tracción hacia arriba, llamados venecianos, entre otros. Los primeros son los más sencillos. Se enrollan en una cabecera o rodillo como cualquier persiana, y al desplegarse quedan planos y muestran perfectamente la tela. Son idóneos para estancias de mucho uso. En cambio, los estores de varillas forman amplios pliegues horizontales al subirlos, aunque quedan lisos al bajarlos. Los estores de tracción hacia arriba no tienen varillas, y si están encogidos quedan arrugados. Dos variaciones de este tipo son los estores austriacos y los festoneados, más ornamentales y voluminosos tanto extendidos como recogidos.
Así que si se desea tener unos estores en lugar de persianas, existen varias opciones. Cualquiera de ellas da un toque distinto al tradicional, sin embargo, se ha de ser conscientes del uso de la habitación y del trasiego que tiene. Pues un estor complicado tanto al abrirse como al cerrarse puede estorbar a la hora de pasar o de abrir las ventanas. Por lo tanto, al tener tanta variedad hemos de elegir, bien.