El debutante Óskar Santos nos propone El mal ajeno, un tráiler psicológico, cargado de misterios y fantasía. Una cinta de estructura simple que gasta demasiada energía en convencernos sobre asuntos paranormales sencillamente estériles.
La cinta es un viaje hacia lo desconocido, guarda características muy religiosas, a la vez que un tono psicológico respalda constantemente su narrativa visual. Lo humano y lo divino se unen para enderezar una trama francamente desorientada, por no decir poco creíble.
Belén Rueda (El Orfanato, 2007) y sus registros dramáticos, hipnotizan, pero carece de veracidad y fundamentos; mientras que Eduardo Noriega (El espinazo del diablo, 2001) luce atormentado y frágil. La colombiana Angie Cepeda (El amor en tiempos de cólera, 2007) por su parte, a pesar de su corta aparición, llena de energía la pantalla y consigue finalmente el equilibrio histriónico tan anhelado.
La monotonía y la frialdad visual, son en realidad los dos grandes enemigos de la historia, quien constantemente lucha por zafarse de un guión tedioso y trillando, sin ningún resultado favorable.
La mayor parte de las escenas transcurren en un hospital, esto densifica la historia y la convierte en algo aún más indigerible.
Un final empañado, termina de eclipsar la cinta y sus posibles significados; y para resumir: El mal ajeno es una triste historia fantástica, con demasiado elementos realista.