American Horror Story, es ese tipo de series, que solamente con el nombre que la representa, te lleva a pensar en que es la típica historia de fantasmas que residen en una casa, y que por todos los medios van a impedir que cualquier inquilino humano, se adentre en la casa en la que habitan.
Ese tipo de casas encantadas llenas de fantasmas y ocupadas por familias acaban siendo más de lo mismo, sino son malas les falta algo más para ser medianamente buenas, y acabas pasando de verla, por el simple echo de poder sin más imaginar que te vas a encontrar puesto que te esperas que intenten meterte miedo sin demasiado éxito, eso sí, sin descartar a la típica familia feliz que cambian de lugar de residencia por indiscutibles mejoras en el ambito profesional, trasladándose a una casa increible, grande y con muebles medianamente antiguos.
Sin embargo, con American Horror Story, nos encontramos ante una historia de una familia que tiene menos cosas, puesto que nos encontramos ante una familia destruida de la que apenas se espera que lleguen a llevarse bien, donde cada personaje guarda una historia a cual más dramatica, así como extraña e incluso absurda, con cada uno de sus personajes.
En definitiva, una serie que nos viene con una trama realmente buena de la que nos venden lo que queremos ver, y cómo no, con buenos resultados.