A veces pensamos que nuestra alimentación es equilibrada, pero un buen día llegamos tan agotados que solo nos apetece descongelar una pizza o algo precocinado y ponernos frente a la tele y a la cama.
Deberíamos leer la composición de lo que comemos y optar desde ya por una alimentación rica en vitaminas.
Ponte por norma tomar cada día un tazón de frutas y dos tazones de verduras, frescas mejor.
Las frutas con colores fuertes como rojo, naranja o amarillo son buenísimas. Naranjas, pomelos, manzanas, higos, albaricoques, granadas, higos, papaya, plátanos y verduras como las lechugas, tomates, espárragos o zanahorias, son tus mejores aliadas.
Los frutos secos como las nueces y las almendras son imprescindibles para tu salud y para lo que buscas.
El pescado como el bacalao, las sardinas, la lubina, los boquerones, los mejillones, las ostras o los cangrejos bien cocinados. Complementados por leche y huevos frescos son tu dieta.
La carne de ternera, pavo y pollo (de corral y sin conservantes) es la carne que debes tomar.
Y en tu dieta que no falten los dos litros de agua al día