Perfumes: estrategias de aplicación y conservación.

El perfume debe aplicarse con prudencia, de forma tal que nos envuelva con su fragancia, pero sin frotarlo demasiado, ya que al mezclarlo con la grasa de nuestra piel, éste cambia de olor. Tampoco hay que caer en el exceso, debido a que puede resultar empalagoso.

El mejor momento para perfumarse es inmediatamente después de la ducha, cuando la piel está limpia por completo, y los poros cerrados. Si aplicamos la fragancia y esperamos unos minutos antes de vestirnos, evitaremos manchar la ropa y conseguiremos, al mismo tiempo, impregnar las prendas con nuestro aroma personal.

El color negro es el que más absorbe el olor, seguido del azul, el verde y el rojo. Los colores claros son los que retienen la fragancia en menor grado.

Debido a que la duración media de un perfume ronda los 2 años, es necesario conservarlo adecuadamente para que no pierda sus propiedades. Debemos alejarlo del calor, ya que la temperatura ataca sus componentes orgánicos y puede llegar a descomponerlo. La luz también le hace daño, por lo que una vez abierto conviene mantenerlo protegido dentro de su envase de cartón original. Además es recomendable destaparlo el menor tiempo posible para evitar que se evapore y que el aire lo oxide.

4.6

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