Nacemos y crecemos con el abdican de ser unas princesas perfectas, unas barbies a las que el príncipe azul nos va a resolver la vida y nos va a poner un pisazo cuando nosotras chasqueemos los dedos, por lo menos.
Pasamos nuestra vida, mirándonos al espejo, probándonos modelitos que las visas de nuestros padres no pueden pagar y soñando con ser mujeres multimillonarias en yates de lujo, operarnos y reoperarnos para tener un cuerpazo, yendo de compras cada día y cada noche de fiesta.
Parece mentira que estemos en una sociedad en la que cada día nos cuesta todo más y aún se eduque a los pequeños pensando que no tienen que luchar por nada, que o te traen el trabajo a casa y que la ley del mínimo esfuerzo es lo que impera en nuestras casas.
Valora el cuerpo que tienes, seguro que aunque no tengas un físico perfecto (ni lo necesites), tienes partes precisas de tu anatomía que no explotas, resalta esa parte, como puedan ser tus ojos, tus caderas (mira a Shakira) aprende a quererte tal y como eres y si ves que algo no te gusta cámbialo u ocúltalo, con gracia. No intentes tener un cuerpo 10, y antes piensa si esto realmente te va a hacer feliz.
La parte más atractiva de tu ser es tu cerebro, cultívalo. Una mujer inteligente y culta dice más que una sin cerebro. Lee, estudia y ten cultura general, de la vida. Eso te llevará a conseguir grandes cosas en tu vida.
Crece por dentro como persona, eso te hará grande y se reflejará en todo tu cuerpo. Si eres feliz todos lo verán en tu físico.
Enseña a tus hijos a valorar lo que cuesta conseguir las cosas, lo valorarán más. A las niñas tenemos que hacerles saber valerse por sí mismas, que pueden y deben conseguir tantos o más logros que un hombre, que ser mujer no la limita para ser una persona de éxito y sobretodo a ser “buena persona” que no todo en la vida es el dinero, las compras y las fiestas. Que hay que valorar más cosas en la vida.