Sabemos que en un tratamiento por liposucción al paciente se le extrae grasa o tejido adiposo de ciertas zonas deseadas, por lo general, abdomen, caderas o muslos.
Regularmente esta técnica es usada en pacientes con sobrepeso como un medio de atajo para modelar el cuerpo o en zonas localizadas que ni con dieta o ejercicio lograba reducirse. ¿Pero qué pasa con la grasa extraída?
Si bien la grasa es considerada por muchos como un enemigo aberrante y una vez fuera de tu cuerpo desearías no saber más de ella; ¿qué te parecería si supieras que ésta misma grasa puede convertirse en un aliado para acercarte al cuerpo deseado?
Así es, la lipoescultura en pocas palabras es una técnica novedosa que moldea el cuerpo aprovechando la misma grasa del cuerpo y que de una manera mucho más segura restando volumen con la succión y sumando volumen en otras áreas que usualmente se hacía con implantes.
Los rellenos del cuerpo se obtienen de la misma grasa natural que previamente se ha extraído, reduciendo así el riesgo del rechazo del organismo ante cualquier agente externo, la recuperación es mucho más rápida y efectiva, los resultados más discretos y naturales y lo mejor de todo es que matas dos pájaros de un tiro al atacar doble problema y solución al mismo tiempo.
A pesar de parecer un procedimiento simple, la lipoescultura debe llevarse a cabo por un cirujano plástico ya que no deja de ser una intervención con sus riesgos, cuidados y posibles contra indicaciones.
La liposucción nunca debe tomarse como una solución al sobrepeso sino como un tratamiento complementario a éste, si tienes dudas sobre si es el tratamiento adecuado para ti, primeramente debes consultarlo con un profesional que pueda orientarte desde la preparación, el procedimiento y los resultados deseados.
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