Llega el verano y con este un cambio importante en los hábitos y formas de vestir. Lo casual cede un poco el paso a lo formal, y los zapatos para hombre no podían escapar a esta tendencia. No obstante, parece que esta temporada puede haber un estado intermedio entre lo serio y lo deportivo. Nos referimos a los mocasines de ante, ideales para la temporada de calor.
En efecto, los mocasines son una señal de informalidad (aunque no tan marcada como en el caso de los náuticos), al carecer de cordones para colocarlos; sin cordones ningún calzado puede considerarse realmente formal (nadie se pondría un esmoquin con mocasines, por ejemplo).
Pero, a su vez, la piel de ante, o suede, como suele decirse en inglés (o también gamuza en Latinoamérica) aporta a los mocasines cierta elegancia y distinción que hace que puedan usarse en situaciones semi-formales. Aunque son algo más costosos que los de piel tradicional, y su cuidado es más complicado (hacen falta productos especiales para limpiar la piel de ante) la textura de su superficie resalta frente a cualquier otro material.
Conscientes de sus propiedades, la mayoría de las casas importantes de calzado para hombre han incluido a los mocasines de ante dentro de sus catálogos. Sin embargo, casi todas continúan decantándose por colores tradicionales: marrón, beige y azul. Sólo unos pocos (como la marca Elpidio Tucci del Corte Inglés) se atreven con colores flúor, tan de moda en otras prendas estas temporadas.
Lo que sí parece ser una constante en todas los mocasines de ante son las suelas en forma de tacos, así como las planas, muy pocas con tacón. En cuanto al resto del diseño, dependerá de lo informal que queramos ser, desde mocasines sin ningún tipo de resaltado, hasta borlas en el frente, o trenzas a los lados. Lo que sí resalta es la comodidad, especialmente en los modelos hechos a mano. ¿Precios? Desde menos de 60 euros para marcas como Base London o NC, hasta más de 400 euros para un par de mocasines de Prada, por ejemplo.