Si eres asidua seguidora de las tendencias en belleza y salud, seguro escuchaste sobre el boom que la radiofrecuencia trajo consigo hace un par de años y aunque este tratamiento no sustituye los resultados de una cirugía, sí se posiciona como una opción mucho más accesible y menos invasiva para quienes no requieren aún de una intervención mayor.
Con un par de sesiones, se presume que los pacientes/clientes pueden gozar de un cuerpo más esbelto y firme gracias a la eficacia de la aparatología cuya función es la de transferir energía a las capas internas de la piel estimulado la regeneración de la misma.
La radiofrecuencia activa la piel a través de ondas de calor que promueven la producción de colágeno, además de mejorar la circulación y desintoxicar la piel.
Como ya hemos visto, la radiofrecuencia funciona en la corrección de estrías, celulitis, flacidez y otros problemas de la piel, sin embargo la novedad viene en la extensión del tratamiento a otra zona muy importante en temas de imagen y belleza; nuestro rostro.
Los beneficios son tales al tratar la piel de la cara que por mucho se han comparado sus resultados al de un lifting facial, claro que la mayor diferencia y ventaja es que la radiofrecuencia es un tratamiento no quirúrgico y como tal se deslinda de las complicaciones que una cirugía pudiera conllevar.
La radiofrecuencia facial funciona bajo las mismas bases de la radiofrecuencia corporal solo adaptando el aparato a zonas más reducidas y puede aplicarse casi a cualquier tipo de piel sin efectos secundarios o restricciones. Esto será determinado por un profesional bajo previo diagnóstico de tu piel.
Si lo que buscas es darle un segundo aire a tu rostro, reafirmar y eliminar los primeros signos de la edad, la radiofrecuencia puede ser la mejor opción para ti.
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