Aunque parezca un pretexto popular para darle explicación a los súbitos cambios de humor femenino; el Síndrome Premenstrual es real y por lo tanto conlleva mucho más que el cólico y mal carácter.
Para poder entender mejor el tema vamos a hablar primero sobre el proceso de la menstruación, ¿qué es y cómo se lleva a cabo?
Cuando la mujer se encuentra en su periodo fértil (desde la adolescencia hasta la menopausia) sus ovarios liberan cada mes óvulos en busca de ser fecundados y así dar paso a un embarazo, sin embargo cuando por abstinencia o el uso de algún método anticonceptivo el óvulo no logra fecundarse éste se deshecha provocando la conocida menstruación (ya que viene una vez por mes del latin menstruums, cuyo origen está en mensis) sin embargo uno pudiera pensar cómo es que un óvulo provoca tal desastre, la respuesta es que en este proceso no solo el óvulo se prepara para la concepción sino también la pared endometrial que es ese colchoncito que recubre al útero donde una vez fecundado el óvulo se implantaría para continuar con el desarrollo embrionario, por lo tanto al no haber óvulo fecundado, la pared endometrial también se desprende.
Por lo tanto, esos cólicos y calambres no son más que espasmos del útero intentando desechar todo este material (por esta vez) inservible, así que mientras más se atrase el proceso, mientras más problemas haya con la cantidad de pared endometrial y mientras más le cueste al cuerpo tomar un ritmo normal, mayor será la frecuencia e intensidad de los cólicos.
Ahora, el SPM no solo se trata de este proceso de deshecho sino que como ya lo sabrás, las mujeres estamos regidas casi en su totalidad por nuestras hormonas que hacen de las suyas durante este proceso de ajustes y preparación, por lo tanto se puede describir al síndrome premenstrual como una serie de síntomas que aparecen entre una y dos semanas previas a la menstruación en ocasiones cesando una vez ésta llega y otras acompañándola durante todo el proceso, entre los más comunes destacan; cólicos, calambres, inflamación, desgaste físico, cansancio, dolor de cabeza, mal humor, depresión, irritabilidad, estreñimiento.
¿Qué hacer entonces para prevenir o minimizar esta etapa tan difícil para muchas mujeres?
Aunque cada una de nosotras conoce a la perfección su cuerpo y lo que le resulta útil en «esos días» hay un pequeño error que la mayoría estamos cometiendo y es el de no actuar desde antes, por lo regular comenzamos el tratamiento en cuanto damos cuenta del sangrado, pero recordemos que el sangrado es el resultado de un proceso que inició mucho antes por lo tanto la primer recomendación es iniciar con los remedios una o dos semanas antes de la aparición de la regla (cuando ésta es regular) o con la aparición de los primeros síntomas como inflamación de vientre.
- Mantener un ritmo de ejercicio moderado como parte de nuestros hábitos diarios no solo ayuda a oxigenar mejor el cuerpo sino a liberar estrés y por ende dar paso a una menstruación más llevadera.
- Llevar una dieta saludable también es una carga menos para el cuerpo y durante el periodo los resultados se muestran con un sangrado más limpio y menos forzado.
- Beber abundantes líquidos.
- Tomar infusiones como té de manzanilla pueden ayudar.
- Compresas frías en la zona.
- Antinflamatorios
- Descanso
A veces el SPM de plano es una pesadilla y requiere de atención médica, sin embargo cuando esto es así hay que considerar si hay algún problema que esté desencadenando la dolorosa situación. Recuerda que la menstruación es un proceso normal, un signo de que estamos vivas y somos capaces de procrear, consiéntete esos días y ten paciencia.
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