Ahora que llega el verano y el buen tiempo, el helado se convierte en uno de los alimentos más consumidos por todo el mundo. Se trata de una de las golosinas creadas con el fin de contrarrestar los calores del verano y ayudar a hacer mejor la digestión, constituyéndose así como un elemento ideal tras una comida pesada.
En sus orígenes el helado simplemente se hacía mezclando frutas o miel con hielo o nieve. En la mesa suelen ser presentados según sus sabores y sus olores o en base a frutas y cremas. Los de frutas se elaboran con la pulpa triturada de distintas frutas o con zumos sumados a un ligero almíbar. De entre los cientos tipos de helados que podemos encontrar, los más conocidos son los helados de crema que ya han pasado a formar parte de los clásicos de la repostería (helado de chocolate, helado de vainilla, etc), existiendo además helados de todos los tipos, como los helados de yogur, de nata, de café o de pistacho.
Las copas de helados están combinadas por lo general con frutas y salsas (siropes, caramelo, etc), y aunque estuvieron muy de moda y últimamente hayan caído en desuso, todavía se pueden encontrar fácilmente en cualquier carta. Sin embargo, lo más de moda en nuestros días quizá sean los sorbetes, helados mucho más suaves que dan posibilidades de jugar con una gran gama y con una inmensa variedad. La mayoría son de frutas (sorbete de limón) o de hierbas (de menta).
Pero el mundo del helado sigue siendo inmenso. También encontramos los denominados postres semifríos como las mousses, los parfaits y el soufflé (helado dispuesto sobre un bizcocho y cubierto con merengue, gratinado y flambeado). Los granizados son otra opción para poner a nuestra disposición un refrescante sabor de alguna fruta en hielo.
Como veis, el mercado actual de helados es sumamente amplío y para todos los gustos ya que podemos encontrar desde los ya citados a las clásicas barras de helado y a polos de todo tipo, color y forma.