Rechazo

El rechazo y la indiferencia hacia los niños, por parte de sus protectores, es más común de lo que suponemos. En algunos casos se trata de actitudes francamente visibles; pero en otros, pasan desapercibidos por ir dirigidos hacia ciertos rasgos fisonómicos o de carácter del niño.

Es importante destacar que indiferencia y rechazo no son la misma cosa; mientras el rechazo involucra una serie de acciones o modos que implican la negación de afecto, cariño, protección, atención o mimos (en mayor o menor medida); la indiferencia implica un no reconocimiento de la persona en su totalidad o de alguna o algunas característica de la misma.

Los niños rechazados o tratados con indiferencia hacia su persona total, registran una fuerte necesidad de atención y amor; por lo que se vuelcan al exterior para conseguirlo (escuela, amigos, etc.). En circunstancias extremas, suelen desarrollar fuertes sentimientos de afecto por personas desconocidas. Si en cambio, el rechazo o la indiferencia son hacia aspectos parciales; por lo general sucede que “lo” rechazado es desestimado poco a poco por el niño hasta desaparecer.

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