Es sabido que la sociedad a la que pertenecemos ejerce una poderosa influencia en cada uno de nosotros; pero, ¿hasta qué punto esta influencia social puede acelerar, modificar o detener nuestro desarrollo evolutivo?
La mayoría de las características humanas básicas, como el lenguaje y la locomoción bípeda y erguida; dependen, para su desenvolvimiento, de la presencia de la socialización; es decir, sin socialización muchas de las características distintivas humanas, no se desarrollarían.
La socialización es el proceso mediante el cual, los individuos pertenecientes a una sociedad o cultura, aprenden o adquieren determinadas normas y valores, que los dotan de las capacidades necesarias para desempeñarse satisfactoriamente con otros individuos.
Los casos en que pueden observarse las consecuencias de la ausencia de influencia social, lo componen los denominados “niños aislados o salvajes”; ejemplos de estos lo constituyen: “el salvaje de Aveyron”, “el niño lobo de Hesse”, “el niño gacela”, entre tantos.
En la mayoría de estos casos, una vez hallados, los niños alcanzaron un rudimentario desarrollo del lenguaje, una pobre internalización de normas y valores, así como una vinculación primaria con las demás personas.
La influencia social, permite que las bases genéticas del desarrollo se desplieguen. El quantum de este despliegue dependerá, a su vez, de la combinación entre genética y ambiente.
Psicóloga~ Terapeuta~ Docente
La Licenciada Verónica M. Sargiotti Pieretto es Psicóloga especialista en Terapias Breves. Egresada de la Universidad Nacional de Córdoba en 2002. Profesora en Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba en 2004. Y Postgraduada en Psicoterapia psicoanalítica breve del Centro de Investigaciones Psicológicas en 2006.