Además de hacer papiros los egipcios conseguían extraer fragancias de flores, hierbas aromáticas y semillas. Entre los procesos para realizar estás fragancias estaban el exprimido y el enfleurage.
El exprimido consistía en exprimir las flores y plantas aromáticas envueltas en una tela, ayudándose de dos palos que se giraban en dirección opuesta, copiando el sistema del vino y del aceite. Esta era una opción no muy usada por lo trabajosa y escasa de beneficio, ya que, aunque obtenían una especie de “jugo”, no lograban aprovechar todos los elementos aromáticos de las plantas.
El enfleurage constaba en intercalar flores sobre capas de grasa entre dos tablas. Estas flores, o pétalos se cambiaban una vez perdían su aroma (más o menos 24 horas) y se sustituían por otras frescas hasta que la grasa estaba saturada de perfume. Con esta grasa perfumada hacían pomadas y los famosos conos que vemos en las fiestas tebanas del Reino Nuevo.