El uso de sandalias, zuecos, tacones o cualquier estilo de calzado que deje expuestos los talones así como estar descalza lastima la piel de los pies, no es raro entonces que sea en verano cuando nos vemos más expuestas.
Recordemos que los pies soportan el peso de todo nuestro cuerpo por lo que al caminar se friccionan además aceptemos que estos no siempre entran en nuestros rituales de cuidado siendo los talones los más dañados, untarles crema diariamente, masajearlos o consentirlos también se vale.
Pero si tu problema ya está y buscas darle una solución entonces puedes probar algunos trucos que van desde consejos caseros hasta tratamientos tipo spa.
La clave está en tres sencillos pasos, la exfoliación que puede ser con piedra pomez, guantes ásperos o cremas con micro cristales; la hidratación que depende del grado de daño ya sea con la misma crema corporal o aceites como oliva o almendras y el mantenimiento; una vez que logremos unos pies sanos otra vez no volver a olvidarlos.