En post anteriores hemos hecho ya referencia a algunas de las nociones básicas que necesitamos para poder criar. Además de una pareja de ninfas y de elegir el periodo adecuado debemos proporcionarles confort para que se apareen y, posteriormente, puedan incubar los huevos.
Lo ideal es utilizar una caja-nido para que las aves tengan más intimidad y para que, cuando la hembra incube los huevos, se encuentra protegida. Este tipo de cajas suelen estar realizadas en madera y en su interior podemos colocar algo de paja y algodón para que las aves se encuentren más cómodas y agusto. Además, estas cajas-nido deben ser de un tamaño relativamente grande ya que, no sólo tendrán que albergar a nuestra pareja de agapornis sino que también tendrán a los polluelos dentro.
En el siguiente post os hablaremos más en profundidad sobre la puesta de huevo pero debéis saber que, en general, las hembras de ninfas suelen poner entre 5 y 7 huevos con cada puesta. Estos huevos son blancos y de tamaño aproximado a los 25 mm de longitud.
Una vez que nuestras aves hayan puesto los huevos lo ideal es que, a medida que vayan tranquilizándose, nosotros podamos inspeccionarlos pero para ello tendremos que tener un control total sobre el ave.