Una de las últimas mutaciones que se ha conseguido mediante el cruce de diversas variedades de carolinas es la ninfa de rostro amarillo.
En primer lugar se podría pensar que estas ninfas no se distinguen de la tonalidad habitual pero lo cierto es que si muestran algunas diferencias claras. A pesar de que la tonalidad amarilla de la cara no varía ni desaparece lo cierto es que las manchas anaranjadas de sus mejillas no aparecen en este tipo de mutaciones.
Realmente no es que la mancha anaranjada desaparezca por completo sino que se vuelve de un color dorado oscuro y pasa más desapercibida. El gris de su cuerpo es el que podemos encontrar en los ejemplares habituales pero si es cierto que, en las zonas blancas, podemos encontrar un barrido de plumas amarillas.
La tonalidad del pico y las patas de esta mutación es grisácea y presentan unos ojos de color marrón oscuro. Esto hace que sea relativamente difícil distinguirlas de la mutación más clásica.
Como os hemos comentado arriba, esta mutación apareció en el año 80 y, aunque desde entonces se ha extendido por bastantes países, lo cierto es que aún es complicado encontrarla.