Para ahorrar tu dinero no es necesario tener un plan maestro, ni tampoco metas muy altas o proyectos ostentosos, solo es cuestión de querer y dar el primer paso.
1.- Plantéate una cifra
Piensa cuánto dinero puedes disponer para tu objetivo de ahorro, el cual nunca falte pero que tampoco te desequilibre en tus demás gastos. Una cantidad que puedas solventar
2.- Agrega un extra
Además de haber establecido tu tarifa fija de ahorro, sorpréndete a ti misma guardando aquel extra que te «sobre», cambio que encuentres en tus bolsillos, alguna moneda tirada sobre el piso, etc., también puedes disponer de aquella cantidad con la que solventabas algún gasto innecesario, aumentando tu ahorro y mejorando tu calidad de vida, dos pájaros de un tiro.
3.- Almacena a la vista
Utilizar botellas de cristal o un lindo puerquito de porcelana estimulará tus sentidos y con esto aumentará tu positivismo, ver cómo de a poco se va llenando tu nueva alcancía te hará querer echar más y más.
4.- Abre una cuenta de ahorro
Ahora, si te permites ver llenar la alcancía sin cambiar de lugar el dinero, la mente puede traicionarte pensando que ya tienes suficiente y rompiendo con el hábito que ya habías creado, por eso una vez que estés lista, deposita tus monedas en el banco, en una cuenta de ahorro, de preferencia una que maneje beneficios por inversión.
5.- Gasta tu dinero sabiamente
Ten cuidado y no te obsesiones con el ahorro, plantéate una meta, ¿para qué quieres el dinero? Y permítete gastarlo (en tu meta) y si vuelves a iniciar no pasa nada, puedes continuar sin interrupciones si tu meta es grande o bien cortar y volver a empezar cuantas veces lo desees, al final ahorrar es un hábito y como tal necesita mantenerse.
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